Estas magdalenas son ideales para
nuestro desayuno, son mil veces mejores que las compradas por varios motivos,
el primero sería porque sabemos positivamente los ingredientes que llevan, no
contienen ni colorantes ni conservantes, nos hemos gastado muy poco dinero en
los ingredientes y encima las hemos hecho nosotros con nuestras manitas. Lo
dicho, ni comparación con las compradas.
Antes de seguir leyendo la receta ... ¡mira esta foto!
¡No me digas que no son como para que se
te salten las lágrimas! Pero bueno, como no es cuestión de ponerse ahora a
llorar vamos a empezar con la receta, que cuanto antes las horneemos ... ¡antes nos las zamparemos!
INGREDIENTES
- 2 huevos.
- 180 grs de azúcar.
- 60 ml de leche.
- 180 ml de aceite suave
(girasol.).
- 210 grs de harina de
reposteria.
- 7 grs de levadura química tipo
royal ( sería una cucharada sopera y media).
- Ralladura de un limón.
Lo primero que haremos será
colocar todos los ingredientes encima de nuestra mesa de trabajo, para
asegurarnos de que no se nos olvida ninguno de los ingredientes.
Lo segundo será poner nuestro
horno a calentar (esto es precalentar el horno) a 250 grados con calor arriba y
abajo, si ya has hecho más veces alguna elaboración de este tipo, pensarás
que me he vuelto loca poniendo el horno a esa temperatura, pues no, estoy
totalmente segura de lo que digo y porque lo digo, cuando horneemos las
magdalenas bajaremos la temperatura a 210 grados y al estar el horno tan
caliente antes, las magdalenas nos quedaran más esponjosas ( No utilizar este "truco"
en magdalenas que no lleven los mismos ingredientes y cantidades que estas).
Ahora si, aclarado todo esto vamos a ponernos ¡manos a la obra!
ELABORACIÓN:
Mezclamos el azúcar junto con los huevos. Yo utilizo varillas eléctricas
pero se puede hacer perfectamente con una varilla manual, la única
diferencia será que a mi no se me va a cansar el brazo, pero te
garantizo que merece la pena todo esfuerzo ya que la recompensa será
buenísima.
Nos quedará así. Cuanto mejor batamos esta mezcla más esponjosas nos quedaran.
Le toca el turno a la ralladura del limón. Mucho cuidado al rallar el
limón, siempre lo haremos despacio para solo obtener la parte amarilla
del limón, la parte blanca amarga. Y por supuesto hay que lavar el limón
antes de rallarlo.
Ve incorporando la harina, (esta tenemos que tamizarla, es decir,
pasarla por un colador para quitarle los grumos y la mezclaremos con la
levadura química), sin prisa pero sin pausa. A partir de este momento,
cuanto más batamos la masa menos nos "subirán" las magdalenas, a si que
tenemos que procurar darle con las varillas lo justo para que se integre
bien la harina.
Una vez batido, con una lengua de cocina movemos con cuidado la masa para asegurarnos de que no queda harina suelta sin mezclar.
Cuando la mezcla esté lista, la volcamos en una jarra porque de este
modo, nos será más fácil rellenar las cápsulas. Verás que yo utilizo un
molde especial para el horneado de las magdalenas, este tipo de moldes
lo que impide es que la magdalena se "desparrame" hacia los lados y suba
hacia arriba. Pero vamos que las puedes hornear como toda la vida, en
la bandeja del horno y ya está.
Llenaremos las cápsulas hasta arriba y les echaremos por encima azúcar.
Cuanta más azúcar le pongamos, más crujientes estarán nuestras
magdalenas.
Bajaremos la temperatura del horno a 210 grados y hornearemos durante 15
minutos.
Una vez pasado ese tiempo, pinchamos una magdalena con un palillo y si
sale limpio es que ya están. Sácalas del horno porque sino con el calor
residual seguirán cocinándose y se nos van a quedar más duras que una
piedra.
Y así de elegantes salen del horno.